El deporte ofrece a los patrocinadores dos principales oportunidades: grandes audiencias y grandes valores de identidad.
Ningún otro espectáculo regular de la comunicación moderna consigue las audiencias del deporte. Esto se hace en torno a un conjunto de significados, del máximo valor para las estrategias de promoción y publicidad de los productos comerciales: en primer lugar, valores de identidad, de participación en las victorias de los equipos que se viven como victorias propias. En segundo lugar, valores positivos: fraternidad, universalidad, apoliticismo, juventud.... que saben aprovechar los patrocinadores en función de sus objetivos comerciales y de impacto entre el público.
La necesidad de rapidez en la percepción de los mensajes publicitarios, la búsqueda de mayor impacto en los públicos con alta capacidad adquisitiva, la calidad de las imágenes digitales, la competitividad entre las cadenas, la alternancia entre lo local y lo global aún harán más necesaria la colaboración entre las instituciones deportivas, los medios de comunicación y los patrocinadores.
Los valores positivos del deporte son transmitidos tanto a los deportistas como al público que lo contempla, existe una relación social deporte-público, es una relación deportiva. Los aficionados al deporte viven a la sombra de su equipo o deportista favorito, cuya imagen es adoptada por los seguidores de dicho deporte. Esta relación deportiva vincula a personas de condiciones muy variadas.
Estos factores permiten a la empresa patrocinadora "apropiarse" de esa buena imagen de cara al público, se muestra cierta responsabilidad social de la empresa. En definitiva se está vendiendo un "talante empresarial".
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