Existen ciertas circunstancias en las que está justificado el aumento de la ingestión de vitaminas mediante alteraciones de la dieta o suplementación. Los malos hábitos alimenticios de algunos atletas se traducen en ingestiones limitadas de vitaminas y reservas subóptimas de ciertos nutrientes, al igual que ocurre con muchos jóvenes que no son deportistas.
Más específicamente, aquellos que participan en deportes de lucha, los remeros de peso ligero y los jockeys que compiten dentro de límites específicos de peso, así como las jóvenes corredoras de distancia, las gimnastas y las bailarinas, todas tratan de limitar continuamente el consumo de alimentos a fin de mantener bajo el peso corporal. En estas circunstancias es importante consumir alimentos de gran densidad de nutrientes (especialmente vitaminas y hierro) a fin de prevenir las consecuencias de la hiponutrición.
Análogamente, las atletas que padecen flujo menstrual intenso es frecuente que tengan aumentados los requerimientos de hierro y de las vitaminas que participan en la formación de la sangre. Estas atletas deben recabar asistencia médica para regular su estatus hematológico (sangre) y ajustar su dieta o utilizar preparados comerciales de hierro.
En estos casos puede estar justificado tomar diariamente un suplemento multivitamina-multimineral comercial. Ahora bien, antes de suplementar con nutrientes específicos una dieta pobre, se debe realizar algún esfuerzo para mejorar o corregir aquellos hábitos alimentarios responsables de la carencia. En la mayoría de los casos, la carencia de nutrientes es más el resultado de la ingestión inadecuada que del aumento de las necesidades debidas al ejercicio.
Fuente: Oneka Blanco-Dietista-Unidad deportiva Policlínica Gipuzkoa
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