La deshidratación y el agotamiento de las reservas corporales de carbohidratos son dos de las limitaciones primarias que dificultan el mantenimiento de las elevadas velocidades de utilización de energía durante largos períodos. El deseo de vencer la fatiga producida durante el ejercicio a base de consumir carbohidratos complementarios en forma líquida se ha traducido en el desarrollo comercial de muchas bebidas nutritivas para los deportistas. Además, gran número de compañías comerciales advierten también que la bebida contiene los minerales esenciales perdidos por el sudor y que previenen las convulsiones; de aquí el desarrollo de «bebidas para sustituir a los electrolitos» que contienen electrolitos y carbohidratos (normalmente glucosa).
Puesto que el principal objetivo perseguido durante el ejercicio es beber agua a fin de reponer los líquidos orgánicos perdidos por el sudor las bebidas para deportistas deben asegurar que maximizan la absorción de líquidos durante el ejercicio y que en ningún caso lo comprometen. Sin embargo, uno de los principales factores que gobiernan el vaciamiento gástrico y la absorción de fluidos es la osmolalidad (la concentración relativa) de la disolución. Cuando bebemos, la osmolalidad es la que determina el movimiento de líquidos en el organismo:
Obviamente la osmolalidad de la disolución aumenta, al añadir al agua diversos electrolitos o glucosa. Cada electrolito aporta dos partículas, en, en tanto que las sustancias que no son electrolitos, como por ejemplo la glucosa, una sola partícula.
Téngase en cuenta que la presencia de cantidades muy pequeñas de glucosa e iones de sodio y cloro en la disolución (es decir, disolución hipotónica), de hecho, promueve el movimiento de agua a través de la pared intestinal -incrementando el paso de líquido-. Si, en un intento de aportar más energía o electrolitos, se incrementan de manera notable las cantidades de carbohidratos y electrolitos se dificultará la absorción de agua.
Realmente no es necesario restituir los electrolitos eliminados por el sudor durante el ejercicio aunque se desconocen los mecanismos que los producen, no existe evidencia que indique que los calambres se eviten o se curen por ingestión de disoluciones de electrolitos o tabletas de sal. La adición de cantidades excesivas de electrolitos eleva la osmolalidad y retarda el vaciamiento gástrico (se dispone de cierta evidencia según la cual cantidades muy pequeñas de sodio y cloro facilitan la absorción de líquidos desde el intestino). Por tanto, más que considerar a estas bebidas como disoluciones para reponer electrolitos, es mejor considerarlas bebidas para reponer líquidos que además suplementan las reservas de energía del organismo.
Iturria: Oneka Blanco-Dietista-Unidad deportiva Policlínica Gipuzkoa
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