Otro elemento cultural a analizar en el ámbito del estudio de la prevención pasiva es el reposo, no sólo como recuperación, sino como verdadera y propia necesidad del organismo para una correcta respuesta hacia los estímulos ambientales (incluidos los entrenantes).
Todos los animales superiores presentan ciclo de actividad de 24 horas de duración llamados "ritmos circadianos", despertarse, comer, reposar, dormir. El sueño desempeña un papel que no puede ser obviado.
No se puede decir cuánto debe dormir cada uno (en el adulto debería ser suficiente con 7-8 horas) pero el sueño debe tener la función de regenerar el cuerpo y la mente y disponerlo para una nueva jornada.
Según algunas teorías deberíamos dormir lo necesario para eliminar de nuestro cuerpo las toxinas acumuladas en el curso de la jornada (Lindzey, '91).
Si hablamos del sueño en el ámbito deportivo de competición de medio-alto nivel, es importante no descuidarse en los cambios de husos horarios diversos.
Según Zani (1991), en este sentido, pueden ser identificadas dos "tipologías circadianas". El tipo matutino, que tiene un alto nivel de activación en las primeras horas de la jornada, y el tipo vespertino que son más activos en las horas de la tarde.
Estas son categorías "extremas" y pueden aparecer numerosos tipos intermedios.
Según los experimentos realizados, al tipo matutino le resulta particularmente difícil ambientarse en horarios diversos, al contrario del otro al cual le resultará más fácil.
Existen tests (Rossi, 95) para la determinación de la tipología circadiana, estos tanto el entrenador como el atleta deberían conocerlos.
Iturria: Traduccion: Eugenio Rodríguez Pujol-Unidad Deportiva-Policlínica Gipuzkoa
Informazio gehiago: www.medicina-deportiva.net
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